Pecadillos de Seminaris: enero 2009

Por Rivaldo Llaguir:

Seminaris e hYs3x mueren al despeñarse su vehículo por un terraplén. Memecita y Jaca-Mari, que iban en los asientos traseros, han sobrevivido y confesado que iban a extremavelocidad. Ahora se sabe que habían hecho una miniquedada clandestina sin avisar a la fisgona de la mafia.

Un kurioso detective que libraba, descubrió que el coche iba de camino a Iberiaroja, y a la altura de Etiopía una monja sin dientes provocó un Zipi-tostión que causó el kaosurbano en las inmediaciones del siniestro.

Las supervivientes, cuyos cuerpos fueron rescatados tras cortar con un hacha il capó del coche, afirmaron que antes de salirse de la curva una de ellas gritó ¡thekagas en las bragas! y ante el susto la otra exclamó Wooooouuuch-¡; Seminaris soltó ¡Jo-..- peeeee! e hYs3x ¡Jo-marranoo!

Puede que sea ahi o no cuando se perdió el control del vehículo. Las malas lenguaraces señalan que la conductora, con su recién estrenado vestido, se raskaba al ver una kabra la carrne y el copiloto se la_meneaba_pensando_en_ella... Pero las dos mari-ladys sufren amnesi ka, mientras una no deja de decir ¿Chien_soy? la otra dice que es la Dama Zionista de los Poderes Malignos; el desesperado doctor_grita ¡qué tías! ¿Dónde está mi katza? Y terMina recetándoles como medi-ci-na un tripi o siete_picos de algo de Hopio.

Una MinoríaLicenciosa celebró el baneo del mundo real de ambos usuarios, personándose en el lugar y diciendo que franscamente estaban hasta las narices de sus discusiones. Fueron pal cráfterque había formado la colisión y después de botar cero negativo en el coche, los accornplejados abandonaron el lugar. Un galego manco kuruñés se quejaba de que los madrileños la liaban, a lo que éstos contestaron "¡Ej-que-jolín! ¿Nosotros no podemos y los catalanes sí? Si subtotal, el coche está destroSao y las puertas no se Abrían.

A la monja, apresada y enchironada, le dieron trece reclusos por kulio en el zaguáng de la celda que le dejaron el Culo dylatado y enLucydo cual bandera de Japón; ella rezó a Durruti, al Che Guevara, a la Virgen snta y a su angelito, más no aparecieron éstos; sólo comió arrouz y canela, así que al verla, se markan dantescas imágenes en los ojos del Padre, que ruega a los carceleros que la incomoniquen del resto de presos.