Últimas noticias en Machinazíname: Historia de la Malmonjada II

01 febrero 2009

Por Wilder (desde Urdinchikistán):


El sepelio era al amanecer, que no es poco, acudió hasta el último mono; los dos ataúdes llegaron en sendos coches de grandisima categoria con gatos ya preparados para conducirlos. En la lápida, por error, se grabó “Aquí murió un turko en 1982. El sermón fue anticlerical Total porque uno de los accidentados decía siempre que “yo leo a kierkegard”, también se leyó a Hesíodo y a algún sofista que defendía que ojalá sus almas se alejen de Tanatos. Las honras fúnebres fueron tan emotivas que una barrendera, un mendigo, un vagamundo y algún curroide que había en la caYe Komiendo se unieron al cortejo.


Tras la calma llegó la tempestad, una diminuta pandilla empezó a incordiar; el de Teruel gritó en alto "¡Tengo un ojete voraz!!" y sus amigos se rieron. Alguien les reprobó semejante aberración diciéndoles "No se me rían", pero el chino pequenyín ikki, “el fenix” le soltó con su mal castellano: "Lo del iki ano es una bloma, i ki pol sel un funelal no me voy a dejal de leil". Atónito, un pedazo mathón presumido le dijo “henry ¿tú te chinas?, hijopUtah, no seas Bordín porque te dejo Tumbadito", y dado su tamaño la novia Xina se llevó a su amado del brazo diciéndole “a este capullu, ni kaso”. Del susto, se volvió una aráviga tan amarilla que al verla Juan le dijo ¡No Llorens! Viendo la actitud de esa pandilla, el resto de la comitiva se reunió bajo una holivera del camposanto para consultar al oráculo. Él se eskandalizó y dijo "joors, a ver nenos, estos tíos son unos valdreus, menos habladurías y cuidado con la Roberta, que ai dan ondanadas de hostias en la arena". Así que volvieron áGiles, con los ánimos cargados, tenían ganas al grupito y querían las piernas rompe-rles-y-rasgarles las vestiduras por la ofensa.


Tuvo que poner orden el Benjamín del grupo, trayendo noticias de que la denuncia a la monja era falsa, que los causantes del accidente fueron un Osorojo que tenía la cabeza en las nubes, un cabayoloco, un burroPinto, un bufalo de 1973 kg, un pollo Loco, un pequeñoPoni siberiano, un toro catalán, un puerco esplín terminal y un perroVerde, que cruzaron la carretera sin mirar.


Se sabe que la monja al enterarse de todo dijo de su abogado "¡Ke lelo y Antonto!", dejó los hábitos y volvió a gz, al vino tinto, a las ancas de lagonstinos, el arrodz con cacahuetes y las tapas de pulpo enxebres. No rió la monja nunca más a pesar de no parar de fumar marihuana de exterior, engordó tanto que después se quedaba aTorada en las puertas de los bares y tenía mal aliento, Havitaminosis, múltiplex doloris y diarreas varias. Hablaba dospierta y le cOlgaba incluso algo entre las piernas. Tan sólo una vez en Roma rindió cuenta de sus pecados, pero el Papa le soltó "¡Ojú, sor Eustaquia, no profesas fe tú!" y desde entonces ya no quiere saber nada que le eboke su época mýstica y aleccionamiento eclec-siás-tico.

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