Una seminarista vence en el "II concurso de Pruebas Arqueológicas para todos los públicos"

22 marzo 2009

Me llena de orgullo y satisfacción comunicarles que tengo el privilegio de haber recibido el premio más sofisticado del mundo de la Arqueolocura, un desbrozador eólico de perfiles wheelerianos, que exhibiré en mi cubículo para deslumbrar a mis compis de seminario.




El concurso, organizado por Validissima Lancienses, inicia ahora su tercera edición, aunque debido al alto nivel de los participantes y la rapidez de sus respuestas, se ha doblado el número de puntos necesarios para lograr el premio, un desfibrilador lógico-escotástico de unidades estratigráficas sincopizadas.

Otros bloggers se han hecho eco del concurso y me han felicitado por la aplastante victoria (con casi 5 puntos de diferencia del segundo participante), pero también se empieza a especular sobre si soy "sólo la punta de un gabinete de arqueolocos, y así no es posible ganar".

Vamos, que en el Imperio Zanahoria me acusan de tener varios clones de dilatada vida comentarista y en Homorgasmus de ser la Jefa de un Gabinete de arqueólogos a los que exploto e incluso hago trabajar de madrugada, estrujándose las meninges por mí.

¿Es tan difícil creer que soy una sola persona?
¿Es tanta la peligrosidad de mis mordaces comentarios antiduraperlianos?
¿Es tan absorbente la vida laboral y personal de los arqueólogos para que muy pocos puedan participar activamente en estas divertidas contiendas?

¿Soy la elegida de la diosa Arroba?
Ansío conocer las respuestas sobre Mitrax, cual Nea dubitativa ante la pastilla violeta o la amarilla chillón.

3 comentarios:

Florence dijo...

Ja, ja, ja, muy divertido Seminaris.
Tienes mucha razón, la vida de los arqueolocos debe de ser muy absorvente. Lo supongo, puesto que yo no conozco a ninguno.
Lo mío es la exploración.
Volveré algún otro rato.
Florence

Unrevientapartis dijo...

Enhorabuena Seminaris. ¡Menuda pinta que tiene! Eso tiene que funcionar de maravilla. :)

Seminaris dijo...

Hola! ¡Qué visitas tan gratas a mi cubículo seminarista! Esta edición del concurso está resultando más reñida, pero sólo por las risas que nos estamos echando y por los vaivenes de puntos -todos injustisísimamente divertidos- ya merece la pena participar.

¡¡Que la diosa arroba nos amplíe las imágenes del satélite que nuestro Lanciensis nos emborrona con malignidad y alevosía!!

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